¿Donde irá el rollo bollo ahora?

Laia Federica

La Federica vuelve a cambiar de aire. Después de una intensa aventura de dos años, en los que consiguió arraigar entre su público y causar sensación a todas sus visitantes, La Federica se va.

Laia y La Federica lograron una perfecta simbiosis. Ella supo sacarle el mejor partido, coger el punto de la ola. Reflejó su personalidad, divertida y extravagante a la vez que familiar y acogedora. El bar se impregnó de su amor por la cocina y su pasión por el dulce. Aquello fue una fiesta continua: conciertos, eventos y actividades para ‘tías’, trans… Cada día pasaban cosas nuevas y diferentes.

Allí se construyó una comunidad. “Llegaba gente solitaria y encontraba su lugar. Gente diferente, almas descarriladas de la estructura heteronormativa, y se sentían como en casa”. Toda una anomalía en este tiempo, en una Barcelona tan impersonal, y en un barrio como el Poble Sec, monocultivo de bares modernos y de pinchos.

Pero nada de ello fue suficiente para que cuadraran los números. La combinación imposible entre los altos precios de alquiler y la precariedad de su clientela hizo que Poble Sec perdiera un lugar clave de ‘ambiente’ alternativo, de los pocos que había.

Laia se despide con pena y deuda. Ahora sigue haciendo tartas desde casa y trabajando en otros bares. Nosotras la echaremos de menos, a ella y a todo lo que allí se construyó y llegó a significar La Federica.

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