Entrevista a José Luis El Tigre (Gran Bodega Saltó)
ENTREVISTA / Cecilia Valdez
José Luis El Tigre: “No quiero un barrio impersonal donde estén las grandes multinacionales”
Cuenta la leyenda, o el Tigre, que ya es leyenda (al menos del Poble sec), que cuando se abrió la Gran Bodega Saltó (2002), en el barrio lo llamaban “El buque insignia”, porque fue el primero de una serie de bares con encanto que a partir de entonces se fueron instalando en el barrio.
José Luis Cánovas, el Tigre, nació en el barrio La Trinidad, pero desde hace 10 años es hijo adoptivo del Poble sec. Junto a Lidia su compañera, hizo reflotar la emblemática Bodega Saltó cuando su antiguo dueño se disponía a cerrarla y ahora nos cuenta sólo una breve parte de la historia que fueron acumulando sus paredes a lo largo de esta década, y de los casi 100 años que tiene de vida.
¿Cómo empezó todo? En sus comienzos esto era una bodega, verdad?
Sí, esto era una bodega que básicamente vendía vino a granel. El dueño estaba a punto de jubilarse, entramos por casualidad una nochevieja con Lidia, mi compañera, y me quedé encantado y le dije al dueño: “Jefe, qué bodega más bonita que tiene”, y me dijo: “Aprovecha que el día 10 de enero la cierro porque me jubilo”. Entonces le dije que no, que ya me la quedaba yo. Empezamos con la broma y luego con Lidia y Steve (Forster), empezamos a darle vueltas, comentamos el tema y nos lanzamos a la piscina. Formamos una asociación cultural y así empezamos a funcionar.
El local tiene ahora una decoración muy particular…
La decoración estuvo a cargo de Steve Forster. La idea era conservar todo lo original y lo auténtico de la bodega en un momento en el que toda Barcelona estaba apostando por locales fashion, impersonales, y que no decían nada. Queríamos conservar lo de toda la vida, la bodega de vermut, pero darle un toque moderno.
¿Qué tipos de actividades hacen con la asociación?
Nos planteamos hacer actividades culturales de pequeño formato. Desde música en acústico hasta pequeñas representaciones, exposiciones culturales, presentaciones de libros, todo lo que este ligado a la cultura.
¿Qué artistas han pasado, o pasan, por la Bodega?
Uy, por aquí han pasado muchos. Desde Muchachito cuando empezaba, él sólo hizo un vermut musical. Y de cuando en cuando han estado también Che Sudaka, la Kinky Beat, Joan Garriga (La Troba Kung Fú) y Madjid Fahem (Radio Bemba). Dijéramos que toda la onda que se está moviendo ahora en Barcelona ha pasado por aquí. Gente bohemía, gente con inquietudes.
¿Qué diferencia a la Bodega de otros locales del barrio?
Todo el mundo dice que tiene alma y que es un lugar especial en el que te encuentras muy a gusto. Yo creo que no tenemos clientes sino que tenemos amigos, esa ha sido la base. El equipo de trabajo que tenemos también influye, y tratamos de cuidar eso, la amistad y la unión con la gente que viene aquí.
¿Qué particularidades crees que tiene Poble sec respecto a otros barrios de Barcelona?
Pues, que todavía es barrio. Yo soy un amante de los barrios y aquí en el Poble sec todavía encuentro que la gente se conoce, se organiza, se habla, se saluda por la calle. Realmente es de los pocos barrios que quedan en Barcelona, un barrio con iniciativas, muy rico multiculturalmente y donde todavía permanece el sentido de barrio. Todo lo contrario a un Eixample u otras partes de Barcelona que son impersonales.
¿Qué piensas del Pla Paral·lel, o plan de reforma urbanística del barrio?
Lo conozco por encima y no sé exactamente cuándo se va a llevar a cabo y cómo, pero lo que no quiero es que se haga un nuevo Born. No quiero especuladores o cosas que lo transformen en un barrio impersonal donde van a estar todas las grandes multinacionales. Se va a parecer todo a todo, y precisamente un barrio no es eso. De todas formas, debemos encontrar el equilibrio. Ahora hay mucha gente que protesta por el exceso de ruido y de bares, pero antes se quejaban porque el barrio estaba muerto. En el equilibrio esta la medida.
Iniciativa solidaria: En todas las actividades que organiza la Bodega Saltó, se recogen botellas de aceite que se entregan a la ONG Bona Voluntat en Acció y que luego se reparten entre personas del barrio que las necesitan.