Entrevista a Silvia Federicci
“La invisibilidad es una de las causas más importantes de nuestra opresión”
Por Cecilia Valdez
Silvia Federici estuvo en Europa presentando su último libro: Revolución en punto cero, y en un alto de la gira vino al Poble Sec a contarnos de qué se trata este nuevo (y no tan nuevo) material en el que retoma varios de los temas que vienen siendo objeto de su atención desde hace mucho tiempo: el análisis del capitalismo y su relación con el trabajo asalariado y reproductivo desde una perspectiva de género.
La obra
En Calibán y la Bruja, su primer libro, Federici da cuenta, a través de estos dos personajes, de la dimensión racista y sexista del disciplinamiento que el capital pretende imponer sobre los cuerpos, pero también de las figuras desobedientes y plebeyas que se le resisten. Calibán representa el trabajador esclavo y el rebelde anticolonial, y la aniquilación de la Bruja el inicio de la domesticación de las mujeres. En este libro la autora busca desentrañar el origen de la discriminación de las mujeres además de desmitificar la idea de que el patriarcado es un legado del pasado cuando en realidad se trata de una construcción del capitalismo. “La cadena de montaje empieza en la cocina, en el lavabo, en nuestros cuerpos. El sistema lo que busca es decidir y controlar dónde, cuándo y con qué perfil nacerá su nueva mano de obra”, señala la autora.
A partir de aquí su obra se centra en la tarea de visibilizar ese trabajo no asalariado que garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo capitalista y que requiere un control sobre el cuerpo de la mujer tanto desde el Estado como desde el mercado. “La invisibilidad es una de las causas más importantes de nuestra opresión. El salario es el instrumento con el cuál se construyen las jerarquías y éstas hacen que las diferencias se vuelvan una fuente de discernimiento, devaluación e insubordinación”.

Silvia Federici nació en Italia, pero vive en Estados Unidos desde los años sesenta. Allí desarrolló su militancia feminista y su colaboración con el movimiento negro. Fue fundadora de la Red Internacional por el Salario Doméstico. Vivió y enseñó en Nigeria durante los ochenta, donde también realizó un trabajo con organizaciones de mujeres y contra las políticas de ajuste estructural que se ensayaban entonces sobre África. [Foto: Txema Loperena]
Su último libro, Revolución en punto cero, recopila sus textos fundamentales y analiza el impacto de los Programas de Ajuste Estructural en los países del sur. “Las políticas de grandes instituciones mundiales como el FMI o el Banco Mundial intentan poner fin a la propiedad comunal de la tierra privatizándola. Otro mecanismo que utilizan estas instituciones son los microcréditos, que aunque los presentan como soluciones, son formas de capturar y generar dependencias. Además se los otorgan a grupos de mujeres porque de esta manera obligan a que se vigilen unas a otras en términos de cumplir con lo pactado. Ningún grupo que he conocido es menos pobre ahora que antes de recibir el microcrédito”.
De la subsistencia a la resistencia
Para hacer frente a los estragos provocados por el sistema actual, la profesora de la universidad Hofstra de Nueva York habla de la creación de ‘comunes’: “muchas personas a nivel mundial intentan crear comunidades para sobrevivir a las políticas de austeridad y recortes. El deseo del común va más allá de la supervivencia y trata de reconstruir el tejido social que ha sido destruido por la desestructuración económica de la globalización que nos ha empobrecido”. En este sentido, la dispersión de las comunidades que fueron el resultado de muchos años de lucha es un factor que hoy es parte de la vida política: “Los comunes son una forma de construir y de crear nuevas formas de cooperación a todos los niveles. Se trata de construir comunidades en base a la resistencia a través de la cual podemos enfrentar al Estado con un poder suficientemente grande como para reclamar la riqueza que producimos”, concluye.