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Texto: Cecilia Valdez · Ilustraciones: lasociedad.net

alquiler lasociedad.netAunque no se sabe mucho acerca del origen y la historia del alquiler, los primeros antecedentes que se conocen refieren a un concepto que deriva del árabe hispánico y sitúan su origen hace miles de años cuando los árabes comenzaron a utilizar este sistema. Más allá de las diferentes características que fue tomando este mecanismo a lo largo del tiempo, siempre se trató de un contrato que definía un acuerdo entre partes que señalaban los lugares que cada uno ocupaba en la escala social y los beneficios que la una podía obtener sobre la otra. Aunque también a lo largo del tiempo se fueron estableciendo diferentes mecanismos legales que intentaron reglamentar su funcionamiento, la desigual relación entre las partes respecto al acceso y el derecho a una vivienda digna, siempre ha despertado el rechazo y la resistencia de amplios sectores de la población que, en su momento, protagonizaron históricas huelgas de inquilinos, pero que hoy también se organizan para encontrar nuevas respuestas a viejos (y no tan viejos), problemas.

En España, con el auge de las hipotecas y el boom del ladrillo, y hasta el comienzo de la crisis, la opción de compra ocupó un lugar de privilegio llegando a contar con los índices más bajos de propiedades en alquiler respecto a otros países europeos. Sin embargo, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, ya no pasó a ser de interés ceder inmuebles a diestro y siniestro, otorgando créditos a mansalva para acceder a las tan mentadas hipotecas, sino que la urgencia pasaba ahora por cobrar esos créditos a como dé lugar. Incluso, y como bien saben quienes habitan el Estado español, a costa de deshauciar, echar a la calle y, en muchos casos, obligar a seguir pagando la deuda aun cuando ya no se es propietario del inmueble. En resumidas cuentas, sin las cómodas facilidades de los créditos que ofrecían los bancos en otras épocas, la ilusión hoy pasa, como mínimo (y para los que aún se lo pueden permitir), por el acceso a una vivienda de alquiler.

Un poco de historia: huelga de inquilinos

"La felicidad de los especuladores"

“La felicidad de los especuladores”

En los últimos años de la 1ª guerra mundial y hasta la República, se produjo en Barcelona (también en Catalunya y el resto del Estado), un constante aumento en los precios de los artículos de primera necesidad. Esta situación se vio agravada a partir de 1929 por la gran crisis capitalista, de manera que a este proceso inflacionario, se uniría un fuerte incremento del paro y la caída de la peseta, lo cual perjudicaría aún más la ya de por sí difícil situación de los trabajadores.

Entre 1910 y 1931 la población de Barcelona prácticamente se duplicó pasando de 500.000 a poco más de un millón de habitantes. Durante la dictadura, la fiebre constructora y la enorme propaganda de la “Exposición Universal” de 1929 propiciaron la llegada de obreros en busca de trabajo. La realización de esta gran obra, al igual que el otro gran monumento a la especulación que fueron las Olimpiadas de 1992, ofrecieron beneficios rápidos y sin iguales a la burguesía catalana que se enriqueció al amparo de las facilidades y los aportes del Estado para esta clase de eventos, y de todos los negocios que giraban a su alrededor. Con unas consecuencias demoledoras para quienes se vieron afectados por la reestructuración que trajo consigo este emprendimiento y que obligó a ceder importantes terrenos al uso y disfrute de personas con alto poder adquisitivo.

A pesar del incremento de la población, la construcción de viviendas asequibles a los obreros fue mínima. Aunque la propaganda de la dictadura se jactaba “de ser el gobierno que más viviendas para obreros había mandado construir en Barcelona”, tan sólo se construyeron por el Patronato Municipal de Habitación 2229 viviendas de las Cases Barates de Can Tunis.

En todo este proceso de encarecimiento de la subsistencia que abocaba a los obreros a una situación de crisis y miseria permanente, donde en mayor medida se produjo una desmesurada carestía, fue en los alquileres de las viviendas que entre 1922 y 1931 alcanzaron un incremento de entre el 100 y el 150%. En 1922, un alquiler de una vivienda para obreros oscilaba entre 15 y 20 ptas. al mes, mientras que en 1931 el alquiler era de 50 a 60 ptas. en el Casc Antic; de 60 ptas. en la Barceloneta (donde más pisos se dividieron); de unas 70 ptas. en el Poble sec; de entre 45 y 55 ptas. en las Cases Barates y de 30 o 35 ptas. por una barraca de 9 m2 sin agua ni luz en Santa Coloma. Paralelamente a este fuerte aumento especulativo de los precios se producirían toda clase de abusos y presiones por parte de los propietarios, siendo el estado de las viviendas mayormente deplorable.

Huelgas de alquiler en España y el mundo

En 1905, en Barakaldo y Sestao unas 2.000 familias paralizaron casi por completo la actividad económica del Gran Bilbao durante casi un mes. Le siguieron Sevilla en 1919, Barcelona en 1930 y Tenerife en 1933, entre otras. Lo mismo ocurrió en Budapest en 1907, Viena en 1911 y en muchas ciudades inglesas, entre 1911 y 1913. En 1915, en Glasgow, se llevó a cabo una de las más importantes huelgas con un seguimiento de hasta 20.000 personas. Esta negativa a pagar el alquiler tuvo como consecuencia que, por primera vez, la vivienda fuera tratada jurídicamente como un derecho social. Es el principio de la vivienda pública.
También se produjeron movilizaciones al otro lado del Atlántico. En 1907, en las principales ciudades argentinas, se extendió una huelga de inquilinos durante tres meses, que tuvo más de 140.000 participantes. Todas ellas son experiencias que, basadas en la organización de los trabajadores en fábricas y barrios, bebían de ideas anarquistas y socialistas en expansión.

En estas circunstancias, los obreros se amontonaban en pisos excesivamente pequeños y en muchas ocasiones una familia podía disponer de una sola habitación en un piso en el que se apiñaban unas junto a otras. Sin embargo, esta precariedad en la vivienda daba lugar, inevitablemente, a un tipo de vida hecha en la calle que propiciaba el encuentro y el diálogo entre vecinos, y les obligaba a saber los unos de los otros. Es decir, si bien esta masificación causaba mucha miseria y difíciles situaciones de subsistencia, también contribuía a la creación de fuertes redes de ayuda mutua y solidaridad. Es en este contexto donde se produjeron las primeras acciones tendientes a paliar la crisis. Los barrios obreros se organizaron para reapropiarse de comida y se negaron a pagar los alquileres de las viviendas, los gastos de luz y el agua.

En 1918, ya se tienen noticias de vecinos que se organizan para exigir una rebaja de alquileres y que dejan de pagar el alquiler como medida de presión, este mismo año la CNT organiza un sindicato de inquilinos que fija una reivindicación de un 50% en la rebaja del precio del alquiler. En 1922, este sindicato de inquilinos, con el apoyo del sindicato de la construcción de la CNT, convoca la primera huelga de alquileres en varios barrios obreros. Pero será en el año 1930, cuando el precio de los alquileres subió abusivamente, cuando en la Barceloneta se inicie espontáneamente una huelga de alquileres que pronto se hizo masiva y se extendió por otros barrios de la ciudad. La huelga de alquileres, en su punto más álgido, se alargó durante todo el año 31.

Carteles "se vende"

Burbuja inmobiliaria. Carteles “se vende”

Actualmente, tanto en Barcelona como en el resto de la geografía española, se han creado asociaciones, ligas y entidades que trabajan en el asesoramiento y la organización de inquilinos, hipotecados o personas sin techo, por el derecho a una vivienda digna. Asimismo, también se multiplican iniciativas que impulsan procesos colectivos para la construcción de viviendas (masqueunacasa.org), y ofrecen herramientas para fomentar la participación y la autogestión. Barcelona cuenta, entre otras, con la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas), y con la “Asociación 500 x 20” que, desde 2008, ha ido estableciendo exigencias tales como una rebaja de alquileres acorde a los salarios o la indexación de los alquileres a los salarios reales. Unas exigencias comunes a quienes participan de esta clase de movimientos y que, en Sevilla, sin ir más lejos, ha llevado este último mes de agosto, a declarar una huelga parcial de alquileres depositando el 30% de las rentas familiares para el pago del alquiler de viviendas de protección oficial. Hasta ahora participan de la iniciativa 69 familias y la Empresa Municipal de Vivienda de Sevilla ya ha solicitado “documentación económica justificativa” al menos a 15 miembros del colectivo de inquilinos.

El alquiler en Barcelona y Poble sec

Según datos estadísticos del Ayuntamiento de Barcelona (año 2011), el Poble sec cuenta con 40.5471 habitantes de una población total de 1. 615.448 para toda la ciudad y la renta familiar disponible por habitante es un 33% menor que la media de Barcelona. El barrio cuenta además con 19.202 viviendas habitables, de las cuales hay 16.389 habitadas y 2.813 vacías. Es decir, un 15% de las viviendas están desocupadas y un alto porcentaje de ellas pertenece a la banca privada que día a día ve aumentar su patrimonio a costa de deshaucios y fórmulas varias.

Respecto a las operaciones inmobiliarias que predominan en la ciudad condal, en 2011 se efectuaron 46.000 transacciones, de las cuales 5 de cada 6 fueron contratos de alquiler, una cifra que pone en evidencia que la opción hipoteca/compra es ya una ilusión propia de épocas pasadas.

Las cifras del Poble sec y Cataluña

La estimación del precio del alquiler de segunda mano en Sants Montjuic es de 711 euros2, y aunque desde el estallido de la burbuja inmobiliaria los precios, tanto de alquiler como de compra/venta, han ido a la baja en la mayoría de los barrios de Barcelona, el Poble sec (733 euros), se está viendo afectado por el plan de reforma urbanística que empuja los precios al alza (ver artículo Pla Paral-lel, L’altaveu Nº 1) . En términos regionales, el precio máximo de alquiler en la Comunidad de Cataluña se registró en mayo de 2007 (12,4 euros m2 mes), y desde entonces la bajada acumulada ha sido de -29,6%. La Comunidad de Cataluña, con un precio medio de 8,53 euros el m2 (2011), se sitúa un 19,8% por encima de la media del país. 

Por último, cabe señalar que una de las consecuencias más acuciantes de esta crisis, es la enorme dependencia que la economía española y, particularmente, ciudades como Barcelona, tienen del turismo y de los “beneficios” inmediatos que esta actividad reporta. Lo que demuestra una vez más lo instalada que se tiene la cultura de la especulación (de la burbuja inmobiliaria a la burbuja del turismo), sin dar lugar a políticas productivas de largo plazo que permitan pensar más allá del sálvese quien pueda y estimulen otro tipo de mecanismos más cooperativos y solidarios. Sin embargo, si bien es cierto que esta es la tónica común de quienes se dicen representantes del pueblo (y que fundamentalmente responden a las grandes fortunas y los mercados financieros), cada vez son más quienes se asocian para hacer frente a estas políticas y dejan claro que en la participación y la organización (y no en la especulación), se encuentran las respuestas a la crisis y, sobre todo, los lugares donde habita el apoyo mutuo y el bien común.

1Incluye la superficie del Parque de Montjuïc (366 habitantes)
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